El retrato fotográfico es la representación gráfica del rostro de una persona y representa uno de los tipos de fotografía que más es practicado por profesionales y aficionados. A todos nos ha gustado experimentar retratando personas, desde tiempos inmemoriales el hombre ha querido plasmar todo lo que ha visto a su alrededor, y los retratos incluso llegaron a tener un carácter elitista. Pero con la llegada de la fotografía, se logró democratizar esta modalidad permitiendo a muchas personas conseguir un retrato bastante fiel y económico.
Con la fotografía de retrato podemos captar las características más esenciales de una persona, ya sea destacando su mirada, alguna pose en concreto o las cualidades físicas, tratando transmitir el estado de ánimo del modelo. Pero a pesar de ser una modalidad muy extendida entre los fotógrafos, lo cierto es que no resulta fácil conseguir un buen retrato, y como casi todo en la vida, es importante tener en cuenta ciertos aspectos para lograrlo.
Pero aunque este tipo de fotografía tienda a confundir, debemos entender que retratar no es simplemente representar el rostro de una persona, sino que este concepto va más allá, y en él podemos encontrar distintos tipos de planos. Podemos realizar una foto desde un plano general, en el que se verá todo el cuerpo de la persona sin ningún corte, también existe el plano tres cuartos en el que ya se está cortando a la persona a la altura de las rodillas. Por su parte, un plano medio captura aproximadamente hasta la cintura del modelo y un plano medio corto hasta la mitad del pecho.
Además de estos tenemos el primer plano que abarca cabeza y hombros, y un plano detalle que incluye solo una pequeña parte ya sea del rostro o del cuerpo.
Existen ciertos elementos que son esenciales a la hora de realizar un retrato fotográfico, y es que, además de la cámara es necesario contar con algún modelo a retratar. Así que lo primero a tener en cuenta será contar con ese protagonista con el que podrás llevar a cabo tu sesión fotográfica. Una vez concretado esto, se requiere también la cámara con un objetivo adecuado en los que siempre se suele recomendar los objetivos zoom o focales fijas, debido a la amplia apertura de diafragma.
La luz es un aspecto imprescindible a la hora de hacer fotografías de retrato, logrando incluso jugar con ella para obtener resultados completamente distintos. Por otro lado, podrías hacerte con un trípode y un disparador remoto que te permita realizar autorretratos o sacar instantáneas con un toque de naturalidad en tus modelos.
Normalmente cuando realizamos cualquier tipo de fotografía nos esforzamos en encontrar la exposición correcta que nos permita capturar mejor las imágenes, pero en el retrato fotográfico, la exposición cobra una mayor importancia. Esto es debido a que en los planos más cerrados en los que el encuadre ocupa prácticamente la cara por completo la textura de la piel se vuelve protagonista, y si se sobre expone podría verse afectada la imagen. Es importante también vigilar la luz para no encontrarnos sorpresas a la hora de la edición, por lo que es mejor medir bien la exposición donde la luz refleje directamente para que la fotografía no resulte dañada.
Una de las primeras reglas a la hora de practicar la fotografía de retrato es el enfoque a la mirada. Los ojos de una persona son su reflejo, nos demuestran todo aquello que no sabemos con certeza y por supuesto, transmiten mucho. En los retratos fotográficos la mirada es importantísima, ya que logra generar instantes mágicos que incluso las palabras no pueden describir. Pero para que logres llegar a ello, necesitas crear una atmósfera adecuada entre el modelo y tú, para que así se sientan en libertad y puedan mostrarse abiertamente.