¡Bienvenidos a Los Consejos de Jorge! Si bien es cierto que en el blog intentaré dar trucos y técnicas relacionadas con fotografía y vídeo en las diferentes categorías que encontraréis, sí que es cierto que me gustaría que este fuera un espacio un poco más personal en el que, además de aconsejaros partiendo de la base de cómo yo trabajo, me gustaría contaros algunas anécdotas que me han ocurrido con clientes y colaboradores para que conozcáis el entorno laboral en el que me muevo.
Trabajo de forma freelance para clientes de todo el país. Además de fotografiar, ofrezco servicios de diseño gráfico y edición de montaje de vídeos. Respecto a esto último, uno de los trabajos que más demandan mis clientes es el de realizar vídeos con fotos y música que sean capaces de emocionar al espectador. A simple vista puede parecer una tarea sencilla, pero la verdad es que con los años vas aprendiendo que, una vez más, no todo vale, y que para que el resultado sea el esperado no sólo es válido con poner una imagen tras otra mientras suena el ’Let her go’ de turno. Es muy importante hacer cada corte y transición de una imagen a otra en el momento adecuado.
Hoy me gustaría profundizar un poco sobre este tema con la esperanza de orientar a aquellos que quieren empezar a crear vídeos con fotos y música. ¡Ojalá este artículo os sea de utilidad!
Muchos de los clientes o colaboradores que contactan conmigo para realizar este tipo de vídeos es porque quieren proyectarlos en un evento especial: cumpleaños, bodas, fiestas de despedida ¡e incluso en funerales! A la hora de proyectarlo frente a sus familiares se crea un momento muy íntimo y delicado en el que se removerán muchos recuerdos, haciendo aflorar un sinfín de sentimientos en el espectador. Es por ello que es muy importante que nos involucremos al máximo en el proyecto, con el fin de sorprenden a nuestro cliente y al resto de espectadores y de no fastidiarla en el proceso.
Algo que para mí es primordial es conocer bien al cliente. Debemos involucrarnos al cien por cien e intentar saber cuál es su visión del proyecto. Yo suelo hacer previamente una mini entrevista para saber sus gustos musicales, el tipo y tono del evento en el que se proyectará, etc. A raíz de esto podré trabajar teniendo más claro qué es lo que el cliente busca.
Una vez que contemos con todo el material que el cliente nos haya proporcionado (fotografías, vídeos, música, texto…) debemos hacer una selección minuciosa de cada uno de estos elementos y organizarlos. Por ejemplo, en más de una ocasión me han pedido vídeos de cumpleaños en el cuál el cliente quiere que se vea el paso del tiempo en la vida del cumpleañero desde que era un bebé hasta la actualidad. Es obvio que no podemos empezar el vídeo con fotos actuales pues todo este proceso debe llevar un orden. En caso de que el cliente no nos haya facilitado este orden tendremos que usar nuestra propia lógica para ordenarlas, algo que, cuando no estamos totalmente seguros de cuál es el orden correcto puede resultar (y mil disculpas de antemano por esta vulgar expresión) un auténtico coñazo. Eso sí, mantener un buen orden y haber hecho una selección adecuada es de vital importancia para que el vídeo sea efectivo.
Muchas veces a la hora de tratar con el cliente es él mismo quien escoge la música para el vídeo. Si no es así, una vez más debes guiarte por tu propia lógica. Del tema musical en vídeos de todo tipo hablaremos en otro post, estoy seguro, sin embargo, en este caso, el cliente suele buscar un resultado o muy emotivo, o muy divertido o las dos cosas a la vez. Yo suelo usar casi siempre canciones totalmente instrumentales ya que, si tienen la voz de algún artista, pueden contradecir el mensaje que estamos dando en el vídeo, pero como hemos dicho esto es muy relativo y depende tanto del cliente como del propio creador del vídeo.
Seguimos con el apartado musical y esta vez lo ligaremos a las transiciones (cambio de una fotografía a otra) y al texto que aparezca en el vídeo. Haz que cada transición coincida con un golpe de música o que, al menos, esté en armonía con ella. Si las fotografías van por un lado y la música por otro jamás crearás una sensación de armonía entre ellas, y eso el espectador lo notará y quedará algo muy sucio.
Volvamos a las transiciones. Generalmente cada programa de edición de vídeo (yo trabajo, por ejemplo, con Final Cut y Adobe Premiere) traen sus propias transiciones de serie, aunque si lo deseas puedes comprar más para estos programas de forma online. Para este tipo de vídeos suelen funcionar bastante bien los fundidos encadenados entre una foto y otra. Recuerda, siempre sin cambios bruscos, a no ser que se trate de un vídeo divertido y que, por consecuencia, la situación lo requiera.
Referente al apartado de efectos el añadir zoom it o zoom out en las fotografías hará que el vídeo sea muy más dinámico que si, por el contrario, mantenemos todo estático. Además también puedes añadir efectos de partículas, luces, viñetas y retoques de color en la imagen.
Por último, respecto al texto, escoge una tipografía que vaya acorde con el vídeo. Al igual que las imágenes haz que entre y salga en armonía con la música y utiliza (en caso de ser necesario) una animación elegante, que no rompa con el resto del vídeo y que logre emocionar. No tengas prisa, deja que el espectador disfrute de las imágenes y que pueda leer el texto con claridad. Eso sí, haz entender al cliente que, por muy bonito que sea, un vídeo de una hora y media de una foto tras otra puede resultar muy cansino para los espectadores.
Hay muchas más cosas en las que podemos profundizar referente a la realización de vídeos de este tipo, pero es mejor dosificarlo ¿no creéis? Seguid conmigo en este viaje que he emprendido de forma online y veréis cuánto podéis aprender (o eso intentaré) con mis muchas experiencias dentro de este mundillo.